Todos nos sentimos vacíos antes de conocer a nuestro Dios, pues sabemos que algo nos falta, pero una vez que le hemos recibido, en nuestro interior surge un pequeño fuego, que es la presencia de Dios que produce en nosotros el deseo y la necesidad de querer buscarle.
Cuantas veces dejamos que ese fuego se vaya consumiendo, sin hacer nada por evitarlo. Si nos damos cuenta, cada vez que nos sentimos agobiados, es porque tratamos de ver con nuestros ojos las cosas, cuando en realidad todo lo debiéramos ver con los ojos de Dios.
Ahora bien, ¿cómo podemos ver con los ojos de Dios, si nos encontramos lejos de él? Esto es imposible. Debido a esto es necesario que le busquemos, que avivemos la llama que Dios puso en nuestro interior, de tal forma que cada día podamos acercarnos más a él, y podamos sentir su presencia obrando en nuestras vidas.
Si te sientes agobiado(a) y no encuentras la salida, detente, porque éste es el momento justo para mirar a Dios y reanimar su fuego dentro de ti, pues solo así encontrarás la salida y tendrás paz.
“ Pues yo sé los planes que tengo para ustedes –dice el Señor-. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.” Jeremías 29:11–13 NTV
Pamela González S.