Escuchamos que “Paso a paso”, nuestro país vuelve a la normalidad. Han sido días difíciles para todos. Nunca antes en nuestro país habíamos tenido un período tan largo de confinamiento en nuestros hogares sin poder realizar con normalidad nuestras actividades.
Para la Iglesia en especial, no ha sido fácil verse imposibilitada de realizar las actividades presenciales que son tan importantes para el ejercicio de nuestra fe, nuestras reuniones.
La palabra de Dios nos invita a no dejar de congregarnos. El salmista, además, nos insta a considerar las bondades de poder estar juntos. Por lo tanto, no ha sido fácil para nosotros detener todas nuestras actividades presenciales como una manera de protegernos de la Pandemia con la que estamos siendo afectados, es una determinación sin precedente.
En nuestra Misión Pentecostal Apostólica, de manera voluntaria y anticipándonos a las regulaciones de las autoridades, decidimos suspender nuestra Conferencia Anual del mes de marzo, y todos nuestros cultos presenciales desde entonces.
Llevamos mas de 120 días sin poder realizar nuestras reuniones y eso a todos nos afecta; pero en todas las cosas hemos buscado la dirección del Señor, y en oración hemos tomado cada una de las decisiones.
Nos alegra saber que poco a poco comenzamos a ver una mejoría en las estadísticas acerca de la pandemia en nuestro país. Esto ha animado a nuestras autoridades a pensar en el establecimiento de la “nueva normalidad” a través de 4 pasos.
Hay regiones que ya están bastante avanzadas en el control de esta pandemia, otras siguen afectadas. Esto es algo que vamos sabiendo semana a semana.
En dialogo permanente con los presbíteros y pastores diáconos de la misión, queremos ser extremadamente responsables en cuanto a cuando regresar a nuestros cultos y de que manera vamos a enfrentar esta “nueva normalidad”.
Son dos cosas que tenemos que considerar: “Cuando” y “Como”
Queremos regresar a nuestros cultos presenciales lo más pronto que sea posible; pero entendemos la gran responsabilidad que cada uno de nosotros tiene delante del Señor, velar por el bienestar de cada uno de nuestros hermanos y hermanas.
En nuestras congregaciones hay adultos mayores, niños y personas con condiciones de salud que podrían verse afectadas frente al riesgo de posible contagio.
No queremos correr ningún riesgo con la salud de nuestros hermanos y hermanas y además nos importa cuidar el testimonio de nuestras iglesias dentro de las comunidades en las que estamos insertos y a las que somos llamados a servir.
Cada 15 días nos estamos reuniendo de manera virtual con el presbiterio desde el comienzo de esta Pandemia, y queremos con responsabilidad liderar a nuestra misión en este tiempo en que hemos tenido que tomar importantes decisiones.
Por lo tanto: Nos mantendremos realizando todas nuestras actividades de manera virtual hasta que tengamos la seguridad que ninguna de nuestras reuniones representa un riesgo de contagio para nuestros hermanos y hermanas.
“Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían.” Nahúm 1:7
Obispo David Anabalón V.