Vivimos días trascendentales para el futuro de nuestra nación. Lo que comenzó como una protesta estudiantil por el alza del transporte publico se transformó, en pocos días, en un movimiento social que exige que las cosas cambien en nuestro país y que cambien de manera profunda.
Son muchas las consignas que se escuchan en este movimiento, se trata de una serie de demandas de una sociedad que no está dispuesta a tolerar abusos.
La pregunta para nosotros el día de hoy es:
¿Que rol cumple la iglesia en medio de un clima de agitación social?
No es fácil contestar a esta pregunta, pero es urgente que podamos hacerlo. Propongo las siguientes consideraciones:
PRIMERO: La iglesia debe ser IGLESIA incluso en medio de cambios sociales importantes. La iglesia no puede ser “tironeada» para una u otra posición. Tenemos que mantener una clara identidad acerca de lo que somos y acerca de nuestro llamado.
SEGUNDO: La iglesia debe ser Sal y debe ser Luz. El Señor estableció Su iglesia aquí en la tierra con el propósito de impactar a la sociedad que la rodea. Tenemos que asumir el gran desafío de impactar nuestra sociedad.
TERCERO: La Iglesia, cada vez que le ha tocado enfrentar tiempos de agitación social, debe asumir un compromiso con los mas débiles. Debemos tener especial cuidado con los que sufren y los mas necesitados.
CUARTO: La iglesia debe predicar y practicar un mensaje de reconciliación. Aunque en los tiempos de grandes cambios sociales surgen posiciones extremas y antagónicas, la iglesia debe promover la paz y el entendimiento.
QUINTO: La iglesia debe estar en contra de todo tipo de violencia. La violencia de aquel que la usa para manifestar alguna convicción de su manera de ver las cosas y la violencia de aquel a quien se le ha entregado la espada para mantener el orden.
SEXTO: La iglesia debe mantenerse en una actitud de oración. En obediencia a la palabra de Dios debemos cumplir con nuestro sacerdocio y debemos interceder para que sea Dios el que controle los destinos de nuestra nación.
Pedimos perdón por las veces que la iglesia no ha sabido ser parte de la solución y hemos sido indiferentes al dolor de muchos.
Entonces decimos:
El rol de la iglesia en este tiempo es SER la iglesia de Cristo, cumpliendo el mandato de IMPACTAR a nuestro país, teniendo especial cuidado con los que sufren y padecen necesidad. Ser una voz que promueva la reconciliación y advertir el peligro de la violencia.
Oramos para que Dios nos use como instrumentos de Su paz en medio de un país que está convulsionado. Nuestro país está en las manos de Dios.
Con Amor fraternal
Obispo David Anabalon