Editorial

El Poder de Dios en nuestra Debilidad

“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” 2ª Corintios 12:7-9

En este capítulo, Pablo da el testimonio de la revelación que Dios le ha dado. Se trata de algo maravilloso que lo hizo subir al tercer cielo. Pero al mismo tiempo declara su debilidad, un “azote” que tiene en la carne.

La razón de presentar estos dos extremos en su vida, por un lado lo que Dios le ha mostrado y por otro, aquello que lo hace sentirse débil, la da el propio apóstol: “La grandeza está en Dios que nos usa a pesar de nuestras debilidades” y ya lo había declarado antes: “Pero tenemos este tesoro en vaso de barro…”

Lo que hemos recibido de Dios a través de Jesucristo es algo maravilloso. Hacemos bien en mantenernos humildes recordando que Su gracia es suficiente para nosotros, y que el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad.

“Gracias Señor, sigue perfeccionando Tu poder en mi vida”

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Imprimir