Durante este tiempo de vacaciones de invierno, en nuestro querido Chile. Muchas familias se organizan con sus vacaciones para poder disfrutar a sus hijos. Algunos en casa, otros van a la cordillera para contemplar la nieve, todos observan con admiración la belleza de la creación de Dios, tan maravillosa.
Eso me hace recordar mi tiempo a solas con Dios, a menudo me siento para buscar al Señor a través de la lectura Bíblica y la oración, tan sólo para ser distraído por el periódico, algunas cuentas por pagar, o alguna lista de cosas por hacer. El salmista tenía un mejor enfoque cuando escribió: «¡Oh Señor, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra, que has desplegado tu gloria sobre los cielos!.
Cuando veos tus cielos,…¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides?»
Mientras contemplaba al Señor y meditaba en su creación, la actitud presumida del salmista cambió a una actitud de humilde agradecimiento por la bondad de Dios. Esto también puede ser cierto para nosotros, si mantenemos la belleza de la creación en la perspectiva correcta.
Es bueno adorar a Dios en la naturaleza, si esto nos lleva a adorar al Dios de la naturaleza.
«Cuando veo los cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas…¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes? Salmos 8:3-4.